El sociólogo
norteamericano Robert King Merton, aportó al análisis funcionalista una serie
de elementos que nos son útiles para la evaluación de una acción social como la
hemos definido en participaciones anteriores, en base a las propuestas de Max
Weber y Talcott Parsons, es decir, como una acción racional y con sentido que
responde a determinadas motivaciones como pueden ser las necesidades
(individuales o colectivas) y/0 la acción de terceros.
Merton nos habla en
primer lugar de un saldo líquido de consecuencias funcionales, o sea, el saldo
resultante de evaluar una acción, de observar si ha sido funcional o
disfuncional. Pues en una sociedad compleja y sofisticada como en la que
vivimos actualmente, una acción puede traer consecuencias funcionales
(positivas, benéficas), como disfuncionales (negativas), es decir, contrarias a
los propósitos e intenciones del actor y que, consecuentemente, no contribuyen
a la adaptación y el ajuste. Este último caso es le punto de partida para el
estudio de la dinámica y el cambio social seareformista o revolucionario.
También puede
suceder que siendo las consecuencias positivas, es decir, funcionales, para el
actor (individual o colectivo), estás sean a la vez disfuncionales para
terceros, para otros actores o grupos de ellos. Esto implica un nuevo tipo de
análisis que considera no sólo al actor que lleva a cabo una acción, sino
también a a quellos que por su situación y posición social, sufren las
consecuencias de la acción en cualquier sentido.
Merton tambien
desarrollo la idea de consecuencias manifiestas y latentes. Las primeras son
las consecuencias, intencionales, esperadas y deseadas, en tanto que las
segundas son inesperadas o, no declaradas, no intencionales u ocultas. Las
primeras contribuyen, dice Merton, al ajuste o adaptación del sistema; las
segundas pueden o no contribuir a dicho ajuste, pues de entrada no son
reconocidas. Estudiar éstas últimas, dice Merton, es más fructifero, más
prometedor para el trabajo sociológico. "En resumen, se sugiere que las
aportaciones intelectuales distintivas del sociólogo, se encuentran
primordialmente en el estudio de las consecuencias inesperadas (entre las que
se encuentran las funciones latentes) de prácticas sociales, así como en el
estudio de las consecuencias previstas (entre las que se encuentran las
funciones manifiestas)." (Merton, 1995, p. 142). Al estudiar la acción
social de un determinado actor, el investigaror debe atender tanto a las
consecuencias funcionales y disfuncionales que su conducta provoca y además
debe fijar la altención a las funciones deliberadas y manifiestas, como
aquellas que permanecen ocultas o latentes y que pueden acabra siendo tanto o
más importantes que las declaradas. Esto e especialmente importante en el
análisis político, pero también aplicable a otros asuntos y temas de estudio.
La experiencia nos enseña que en las sociedades complejas como las actuales,
las acciones de los actores pueden tener consecuencias tanto positivas como
negativas, esperadas como inesperadas, y el investigador debe dar cuenta de
ellas en su trabajo, especialmente si de él derivará algún tipo de propuesta
que pretenda alterar el estado de cosas vigente. Es importante hacer notar que
un actor puede calcular previamente que su acción tendrá determinadas
consecuencias positivas o negativas, como también puede tomar en cuenta la
posibilidad de que existan consecuencias inesperadas tanto de orden positivo
como negativo como resultantes de su conducta. Para que tal cosa sea posible,
el invetigador, en principio, debe tener claras las intenciones y motivaciones
que mueven al actor a seguir determinada línea de conducta. Sólo conociéndolas
podrá hacer una evaluación adecuada de la, o las acciones tomadas por el actor,
es decir, obtener el saldo líquido de consecuencias funcionales.
En este sentido, el
análisis funcional se muestra especialmente valioso para evaluar la acción de
las entidades y organizaciones públicas y de los actores individuales, y puede
servir de base para hacer diagnósticos que permitan diseñar planes y programas
de acción, tanto para actores individuales, como para empresas y organismos
públicos.
La intención de éste blog es aportar elementos
teórico metodológicos para una sociología propositiva respecto alos problemas
sociales, económicos, políticos y culturales. Por ello hemos tratado de
presentar los elementos que el funcionalismo puede aportar en ese sentido. No
se pretende que el funcionalismo sea la única o la mejor opción, pero si
reconocer que tal enfoque aporta elementos digos de consideración, si de lo que
se trata es de pasar del mero conocimiento de la realidad a su transformación
activa, premeditada e intencional. De alguna manera en la mente del sociólogo,
debe haber una filosofía de la historia, o dicho de otra manera, un proyecto de
sociedad hacia la cual tender. El análisis funcional no aporta esos
ingredientes, pero deben estar ahí presentes, en la mente del investigador. En
terminos funcionalistas, son un prerequisito funcional y moral del mismo.
Modelo
matemático de la comunicación de Shannon, 1948
Basado en la teoría matemática de la información.
Los elementos que configuran la comunicación son: fuente, codificador, canal
(con ruidos), mensaje, descodificador y destino.
La teoría sobre la ecología
de la comunicación de Abraham Moles (1920-1992) define la comunicación como:
“la acción de participar a un organismo (individuo) o a un sistema situado en
un punto R, en las experiencias y estímulos del entorno de otro individuo o
sistema situado en otro lugar y otro tiempo, utilizando los elementos de
conocimiento que tienen en común”
Referido a individuos,
estaríamos definiendo el acto humano de la comunicación.
En el proceso social de la
comunicación, tendríamos que considerar la teoría completa de la ecología de la
comunicación, como ciencia de la interacción entre especies de comunicación diferentes
en un ámbito dado. Resultado de esta interacción son los sistemas organizados
de transacción de la información entre individuos (logosfera), la inervación de
la logosfera con múltiples canales y la sedimentación de la información en
lugares mnemónicos (archivos y bibliotecas)
La interacción
interpersonal no siempre es considerada básica para la comunicación. La
sociología funcionalista es sustentada por la noción de comunicación aislada o
el acto humano verbal, consciente y voluntario. Pero otras teorías no conciben
comunicación si no hay, al menos, dos personas. Como metáfora citan que cuando
un árbol se cae solo en el bosque, solo hace ruido si hay alguien allí para
escucharlo.
La comunicación según el
grupo de Bateson, como proceso social permanente, integra múltiples modos de
comportamiento: palabra (lingüística), gesto (quinésica), mirada y espacio
interpersonal (proxémica, relativo a los próximos y los lenguajes silenciosos,
propios de cada cultura)
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